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Cuando los habitantes[a](A), vieron el animal colgando de su mano, decían entre sí: «Sin duda que este hombre es un asesino, pues aunque fue salvado del mar, la diosa Justicia no le ha concedido vivir(B)». Pablo, sin embargo, sacudiendo la mano, arrojó el animal al fuego y no sufrió ningún daño(C). Ellos esperaban que comenzara a hincharse, o que súbitamente cayera muerto. Pero después de esperar por largo rato, y de no observar nada anormal en él, cambiaron de parecer y decían que Pablo era un dios(D).

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Footnotes

  1. Hechos 28:4 Lit. bárbaros.